En
el crítico y sensato ensayo “Educación y crisis del hombre”–compilado y re-editado
en Apologías y rechazos 2001–,
Ernesto Sábato, a través de sus postulados para una educación de nuestro
tiempo, expresa diferentes premisas que debería soportar el ejercicio educativo,
teniendo como epicentro la educación del niño en la escuela, la cual debería
convertirse y ser el microcosmos en el que el niño se prepare para una
auténtica comunidad, la que supere esa antítesis, en que hasta hoy nos
debatimos: “ o un individualismo que
ignora la sociedad o un comunismo que ignora al hombre”. De este postulado
básico surge una serie de principios que deben regir la educación, principios
que clarividentes pensadores vienen proponiendo desde el siglo pasado y que
intrépidos pedagogos han llevado adelante contra todos los obstáculos. ¿Cuáles
principios?
1. Una escuela que favorezca el equilibrio entre la iniciativa individual y el trabajo en equipo, que condene ese individualismo que parece ser la preparación para el sombrío Leviatán de Hobbes. .
2.
El
trabajo comunitario favorece el desarrollo de la persona sobre los instintos
egoístas, despliega el esencial principio del diálogo, permite la confrontación
de hipótesis y teorías, promueve la solidaridad para el bien común.
3.
El ideal
de persona, así enseñado y practicado en la nueva escuela, supone el rechazo de
toda maquinaria social organizada con esclavos y ciberántropos; y no sólo es
compatible con el desarrollo técnico, sino que por eso mismo es más necesaria,
si es que hemos de salvarnos de la total alienación que lleva este mundo a la
catástrofe.
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4.
Así como
hay un egoísmo individual, existe un egoísmo de los pueblos, que con frecuencia
se confunde con el patriotismo. Y así como el individuo puede acceder a la
suprema categoría de persona venciendo a sus insaciables apetitos, los países
pueden alcanzar esa categoría de nación que implica y respeta la categoría de
humanidad; no de humanidad en abstracto, como postulaba cierto género de
humanismo racionalista, sino la constituida por la coexistencia de naciones de
diferente color, credo y condición; no la abstracta identidad, sino su dialéctica
integración, del mismo modo que los instrumentos forman una orquesta
precisamente porque son distintos. Y es en la escuela donde debe prepararse al
niño para esa difícil pero no imposible doctrina, enseñando a ver no sólo
nuestras virtudes sino nuestros defectos, y a advertir no únicamente las
precariedades de los otros pueblos sino también sus grandezas.
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5. La
escuela y hasta la universidad deben atender a las necesidades físicas y
espirituales de cada una de las regiones, pues el hombre que se pretende
rescatar en esta deshumanización que en nuestro tiempo ha provocado la ciencia
generalizadora es el hombre concreto, el de carne y hueso, que no vive en un
universo matemático sino en un rincón del mundo con sus atributos, su cielo,
sus vientos, sus canciones, sus costumbres; el rincón en que ha nacido, amado y
sufrido, en que se han amasado sus ilusiones y destinos. 6. Habría
que encontrar, en suma, la síntesis de las tres clases de saber que señaló Max
Scheler: ni ese puro saber de salvación que en la India permite la
muerte por hambre de millones de niños al
lado de santones que meditan; ni ese puro saber culto que en la China posibilitó
la existencia de refinados mandarines entre inmensas masas de desheredados; ni
ese saber técnico de Occidente que nos ha conducido a los más insoportables
extremos de angustia y enajenación. Es la síntesis de cultura que debería dar
la escuela de nuestro tiempo.
Vigente
el pensamiento del Maestro Sábato, -a casi un año de su muerte-, develando un
pensador contemporáneo humanista, lúcido y altruista.
“El hombre no sólo está
hecho de desesperanzas sino, y fundamentalmente de fe y esperanza; no sólo de
muerte sino también de ansías de vida; tampoco únicamente de soledad, sino de
comunión y amor, Sábato (2001: 177).
Referencia:-Sábato, E. (2001) Apologías y rechazos. Ensayos. Argentina,
Editorial Seix barral.
Aunque cada uno de los postulados del reconocido escritor argentino Sábato es sumamente interesante y válido es claro que él ve una gran necesidad en los procesos educativos y es la de volver a humanizar a un hombre que se ve cada vez mas lejano de unos valores que lo unan, que lo asocien con sentido y pertinencia, que lo potencien y lo dignifiquen.
ResponderEliminarMuy interesante aporte el de Sábato, yo diría un llamado a la humanización como propósito de formación de todo el sistema educativo